099. MENANDRO "Comedias"


[99]

Comedias

Traducción e introducción general de P. Bádenas de la Peña. Revisión de E. Ruiz.


Si la Comedia Antigua está representada por Aristófanes, sin rival alguno para nosotros, la Comedia Nueva tiene como grande y única figura a Menandro. Nació en Atenas y vivió tan solo cincuenta y dos años (342 a 293 a. C.), cosechó una gran fama, y fue el mejor representante del espíritu áti­co en una época que no conserva ya la grandeza política ni el esplendor intelectual del período clásico, pero que aun así mantiene la agudeza y el sentido humanista de la Atenas democrática. Cuando nació Menandro, ya había muerto Platón, y se agigantaba la figura de Filipo sobre la política griega. Fue coetáneo de Epicuro. Cuando murió, Atenas había sido reconquistada por Demetrio Poliorcetes. Pocas ilusiones podía hacerse un ateniense sobre la independencia y la grandeza política de su ciudad. La Comedia Nueva re­fleja esa tendencia de la literatura a reflejar la vida diaria, a retratar tipos, costumbres, enredos próximos a la vida coti­diana, sin grandes ideales políticos, sin excesivas fantasías, sin mitología, y en un nuevo estilo aburguesado y amable. Un teatro de caracteres, con análisis psicológicos, con gusto por retratar tipos y modos urbanos, abundante en sentencias y en chistes discretos, con un cierto costumbrismo, y una su­til ironía, todo en tonos suaves. En ese teatro helenístico Me­nandro es el gran maestro, y como tal fue aceptado por los alejandrinos y los latinos después.

La tradición textual nos había dejado sin ninguna pieza del famoso comediógrafo. Hasta hace unos años tan solo te­níamos breves fragmentos y un buen número de sentencias en citas secundarias. Pero los hallazgos papiráceos nos han traído una estupenda serie de largos textos de Menandro, con los que se pueden reconstruir algunas comedias, como El misántropo, la Samia, el Arbitraje, el Escudo, y algunas par­tes de otras. Todos estos textos están aquí, admirablemente recogidos y traducidos.

De Menandro fue famoso el estilo, por su sutileza y su tono coloquial elegante. También por sus sentencias, en las que se refleja su humanismo y su fino sentir o su hábil ma­nejo del sentido común. Muchas de sus máximas se hicieron proverbiales y fueron transmitidas por otros escritores. Así que, por tradición manuscrita, han perdurado como memo­rables muchas de sus sentencias, que acompañan en un mis­mo volumen a otros proverbios tradicionales.



1 comentario:

  1. Muchas gracias por los libros, esta colección es un sueño ojalá puedas completarla muy altruista de tu parte

    ResponderEliminar